Las víctimas, ambos de 60 años, han muerto al derrumbarse sus casas, cediendo bajo el peso de la ceniza acumulada sobre ellas; en la localidad de Malang.
En la provincia de Java Oriental, Indonesia, han muerto dos personas y las evacuadas ascienden a 200.000 tras la erupción del volcań Kelud, cuya columna de humo, cenizas y rocas a alcanzado los 15 km de altura.
Las autoridades instan a la movilización de la población a zonas fuera del alcance de las cenizas; recalcando su peligrosidad debido a que Kediri, el distrito donde se encuentra el volcán, es la segunda ciudad más poblada de Indonesia además de ser un importante centro industrial.
Además, siete aeropuertos han sido cerrados y se han cortado carreteras, cubiertos de una capa de has cinco centímetros de cenizas y piroclastos.
Por suerte, esta erupción dista mucho de ser la catástrofe acontecida en 1568 cuando la lava, la ceniza y los terremotos se llevaron la vida de 10. 000 personas.
Hay que tener en cuanta que Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, se encuentra en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, un área de gran actividad sísmica y volcánica en los que se albergan más de 400 volcanes, de los cuales 129 siguen activos y 65 son aún peligrosos.
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Al igual que con el caso del volcán Sinabung que se causó la muerte de 14 personas el mes pasado, en la isla de Sumatra; parece que la actividad volcánica no cesa en el Sudeste Asiático. Pese a todas las evacuaciones, los servicios de emergencia de Indonesia están acostumbrados a hacer frente a este tipo de desastres naturales, para evitar las víctimas mortales.
A nosotros este desastre nos llega como un pequeño artículo en el periódico, pero sus habitantes lo soportan con estoicismo y son un ejemplo a seguir en estos casos: llevan a cabo las medidas de seguridad con las que se han familiarizado al vivir en una zona volcánica tan activa y aceptan las manifestaciones de la naturaleza como tal. Ahora sólo hay que esperar a que el volcán se calme y la ciudad pueda volver a su actividad normal sin que haya que lamentar grandes daños.
Considero que esta noticia nos muestra un motivo más para estar agradecidos por la zona en la que geográficamente nos ha tocado vivir ya que es una verdadera lástima que los habitantes del llamado "Anillo de Fuego del Pacífico" tengan que soportar a través de los años las erupciones de los volcanes. Esperemos que la actividad volcánica de Kelud cese pronto y se pueda volver a una cierta normalidad.
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